El Perdón: a quien beneficia más
“El débil jamas puede perdonar, el perdón es atributo del fuerte”
-Mahatma Gandhi

Por PSIC. MELISSA GONZALEZ R.
El Perdón, ¿Que no significa minimizar el daño que nos han causado?
Si no practico el perdón ¿A quién estoy realmente perjudicando?
Al vivir y revivir el incidente y mantener la amargura viva ¿No estoy construyendo una prisión mental para mi misma/o?
Al practicar o no el perdón es una decisión muy personal.
Por lo cual pensamos que fuera de utilidad brindar información acerca del proceso de el perdón.
El perdón te hace más feliz y saludable.
Muchos estudios han demostrado que las personas que perdonan son más felices y saludables que aquellas que no lo hacen.
Aferrarse a los rencores puede dañar tu salud actuando como un estresante crónico.
Para muchos de nosotros el perdón es un proceso que implica expresar y examinar la ira y la pérdida que sentimos.
Comprender el impacto de esta acción en nuestras vidas
¿Porque me afecta tanto no practicar el perdón?
Tanto pienso en el hecho y me sigue causando amargura.
¿Vale la pena seguir pensando en ello?
“El perdón no siempre es fácil. A veces se siente más doloroso que la herida que sufrimos,para perdonar a quien lo infligió.
Y, sin embargo, no hay paz sin perdón”
–Marianne Williamson
El perdón promueve la empatía
En ocasiones inferimos o inclusive juzgamos de acuerdo al sentir que nos provocó tal acción de alguien.
Sin embargo, existen posibilidades de que la otra persona no tome en cuenta que es algo que te causa dolor, tristeza o enojo.
Cual sea el sentimiento de respuesta que tengamos, dar el beneficio de la duda para la otra persona nos permite reconocer que también nosotros cometemos errores.
No estamos exentos de causar daño, incluso sin ser nuestra intención.
Practicar el perdón no significa que estamos eximiendo a la persona de sus actos.
Pero si nos estamos liberando de algo que no nos beneficia.
Además el aprendizaje de practicar el perdón radica en poder elegir cómo nos sentimos con las acciones de los demás.
Así mismo, elegir nuestras acciones más cuidadosamente.
Otro aprendizaje que nos brinda el perdón es reconocer el poder que tenemos de poner límites a quien nos ha hecho daño en el pasado.
Cuando nos cerramos a no perdonar nos quedamos en un estado inmóvil, estancados donde el resentimiento crece y nuestra percepción se nubla.
Podemos comenzar a ver moros con trinchetes donde no los hay. Crea un posible estado defensivo.



El perdón es un trabajo interno y una liberación personal
Por lo tanto no requerimos que nos pidan perdón.
Cuando decidimos perdonar soltamos el pasado o el recuerdo recurrente y se vuelve más vivo el presente.
Cuando sentimos que estamos atrapados en el resentimiento y la ira, en realidad estamos reprimiendo la intensidad del sentir.
Poder externar todo eso acumulado e intensificado a nuestra/o terapeuta puede beneficiar a una evolución y resolución más eficaz y saludable.
El perdón como ejercicio de salud mental
En un estudio, Charlotte van Oyen Witvliet, psicóloga de Hope College, pidió a las personas que pensaran en alguien que las había lastimado, maltratado u ofendido.
Mientras pensaban en esta persona y su ofensa pasada, ella monitoreaba su presión arterial, ritmo cardíaco, tensión muscular facial y actividad de la glándula sudorípara.
Pensar sobre una vieja transgresión es practicar la falta de perdón.
Efectivamente, en la investigación de Witvliet, cuando la gente recordaba un resentimiento, su excitación física se disparó.
Su presión arterial y frecuencia cardíaca aumentaron, y sudaron más.
Pensar sobre sus rencores era estresante, y los sujetos encontraron los pensamientos desagradables.
Los hizo sentir enojados, tristes, ansiosos y con menos control.
Witvliet también les pidió a sus sujetos que trataran de empatizar con sus ofensores o que imaginaran perdonarlos.
Cuando practicaron el perdón, su excitación física se deslizó hacia abajo.
No mostraron más de una reacción de estrés que la que produce la vigilia normal.
Conclusion
Lo más importante es que practicar el perdón es un acto de EMPODERAMIENTO.
Nadie más que nosotros tenemos el poder de dejar ir.
No seguir permitiendo que esa acción o esa persona nos sigan manteniendo en un estado que no queremos.